Dicen que cuesta mucho poder definirse en
palabras, pero ¿de qué otra manera uno puede conseguirlo? Imagino soluciones: por medio del cuerpo, de las energías, de las
miradas y del que hacer diario, que denota mucho de lo que somos y llevamos
dentro...entre tantas otras opciones existentes como mentes en el mundo.
Quien vive sin
ENERGÍA? Es lo que nos mueve, lo intrínseco, aquel movimiento electrizante que
corre por cada espacio vibrante de nuestro cuerpo. Use esta primera palabra
para definir quien soy..."yo soy energía", porque vivo, porque vibro con el
entorno, no soy un recipiente vacío a llenar pasivamente, si no que soy acción,
río que fluye al mar, que inunda a los demás. Es mi intención, “inundar” de
energía a quienes me rodean, despertar en los otros el deseo de generar movimiento,
sea este interno o externo, público o personal, silencioso o expresivo, que
exista y sin importar como sea.
Cuando se fluye
con la energía, es imposible no sentirse alegre, radiante y poderoso. Empoderarse de la vida y del propio ser no es un acto menor del proceso de vivir, muy por el contrario, esto da seguridad y consciencia de sí mismo.
Por esta razón me reconocí con la ALEGRÍA,
porque amo sonreír, ver a mis queridos sonreír, hacer a otros reír, compartir
felicidad y alegría. Es una emoción tan profunda e íntima, y a la vez tan fácil
de provocar, además de ser espontánea y muy popular. Las personas al compartir con otras,
suelen disfrutar de momentos de alegría, momentos graciosos, es parte de
nuestra idiosincracia.
En nuestro país,
hace un tiempo, se hizo una encuesta referente a la autopercepción de la felicidad,
y casi un 60% de la población se dicen felices.
Pero me preocupa algo: las personas no se ven felices en la calle.
Como podemos ser felices sin ser alegres?
Para mi no son conceptos diferentes o lejanos, van de la mano. Alegría, emoción
explosiva de cosas positivas, una ventana hacia la felicidad. Sonreirle a otro de vez en cuando, reír cuando algo nos parece gracioso, saltar de dicha o simplemente decir que estoy alegre, no ocultarlo jamás...las personas olvidaron ser alegres.
Personas alegres y optimistas, cuando se
enferman, rápidamente se mejoran. Personas alegres mantienen sus relaciones
interpersonales de calidad a lo largo del tiempo. Personas felices se
consideran y los consideran exitosos porque saben reconocer oportunidades y
valoran logros propios y de los otros. Personas alegres logran metas mucho más
rápido que personas con ánimo deprimente.
Es nuestra labor como T.O aportar también en
este aspecto. No se trata de dárselas de chistoso e intervenir con nariz de payaso
(aunque depende de la sesión), pero sí colaborar en su proceso de búsqueda por
el bienestar, que de seguro van a favorecer su estado del ánimo.
Y finalmente el COMPROMISO. Ya no podemos
considerarnos personas pasivas, estamos en esto, somos parte de aquello,
vivimos con otros, trabajamos con esos, nuestro mundo gira en torno a personas,
realidades ajenas y cercanas a la nuestra.
Que bello es poder comprometerse, con un “otro”,
o con un grupo, con una causa, con un ideal, con un pensamiento, o simplemente con
una emoción. Si soy T.O no puedo dejar de comprometerme, es parte inherente de
mi quehacer, lo hago en mi vida personal, utilizo el compromiso para que otros
crean en mi, cuando deseo atarme a algo, cuando siento pasión y me aferro,
cuando necesito conseguir metas, cuando me enfrento a la lucha de la voluntad
versus algún ideal.
Y la pasión que desborda cuando los
compromisos se organizan, cuando todo gira en pro de cumplir y concretar aquel
compromiso, esa sensación de plenitud, esa catarsis cuando logro lo
planificado, y por detrás tanto esfuerzo, tanto amor por el quehacer, y tanta
lucha, que no es más que la propia definición de nuestra existencia. Somos
seres hechos para estar comprometidos.