jueves, 18 de abril de 2013

Experiencia primera


Dicen que cuesta mucho poder definirse en palabras, pero ¿de qué otra manera uno puede conseguirlo? Imagino soluciones: por medio del cuerpo, de las energías, de las miradas y del que hacer diario, que denota mucho de lo que somos y llevamos dentro...entre tantas otras opciones existentes como mentes en el mundo.

Quien vive sin ENERGÍA? Es lo que nos mueve, lo intrínseco, aquel movimiento electrizante que corre por cada espacio vibrante de nuestro cuerpo. Use esta primera palabra para definir quien soy..."yo soy energía", porque vivo, porque vibro con el entorno, no soy un recipiente vacío a llenar pasivamente, si no que soy acción, río que fluye al mar, que inunda a los demás. Es mi intención, “inundar” de energía a quienes me rodean, despertar en los otros el deseo de generar movimiento, sea este interno o externo, público o personal, silencioso o expresivo, que exista y sin importar como sea.

Cuando se fluye con la energía, es imposible no sentirse alegre, radiante y poderoso. Empoderarse de la vida y del propio ser no es un acto menor del proceso de vivir, muy por el contrario, esto da seguridad y consciencia de sí mismo.

Por esta razón me reconocí con la ALEGRÍA, porque amo sonreír, ver a mis queridos sonreír, hacer a otros reír, compartir felicidad y alegría. Es una emoción tan profunda e íntima, y a la vez tan fácil de provocar, además de ser espontánea y muy popular. Las personas al compartir con otras, suelen disfrutar de momentos de alegría, momentos graciosos, es parte de nuestra idiosincracia.

En nuestro país, hace un tiempo, se hizo una encuesta referente a la autopercepción de la felicidad, y casi un 60% de la población se dicen felices. Pero me preocupa algo: las personas no se ven felices en la calle.
Como podemos ser felices sin ser alegres? Para mi no son conceptos diferentes o lejanos, van de la mano. Alegría, emoción explosiva de cosas positivas, una ventana hacia la felicidad. Sonreirle a otro de vez en cuando, reír cuando algo nos parece gracioso, saltar de dicha o simplemente decir que estoy alegre, no ocultarlo jamás...las personas olvidaron ser alegres.


Personas alegres y optimistas, cuando se enferman, rápidamente se mejoran. Personas alegres mantienen sus relaciones interpersonales de calidad a lo largo del tiempo. Personas felices se consideran y los consideran exitosos porque saben reconocer oportunidades y valoran logros propios y de los otros. Personas alegres logran metas mucho más rápido que personas con ánimo deprimente.

Es nuestra labor como T.O aportar también en este aspecto. No se trata de dárselas de chistoso e intervenir con nariz de payaso (aunque depende de la sesión), pero sí colaborar en su proceso de búsqueda por el bienestar, que de seguro van a favorecer su estado del ánimo.

Y finalmente el COMPROMISO. Ya no podemos considerarnos personas pasivas, estamos en esto, somos parte de aquello, vivimos con otros, trabajamos con esos, nuestro mundo gira en torno a personas, realidades ajenas y cercanas a la nuestra.

Que bello es poder comprometerse, con un “otro”, o con un grupo, con una causa, con un ideal, con un pensamiento, o simplemente con una emoción. Si soy T.O no puedo dejar de comprometerme, es parte inherente de mi quehacer, lo hago en mi vida personal, utilizo el compromiso para que otros crean en mi, cuando deseo atarme a algo, cuando siento pasión y me aferro, cuando necesito conseguir metas, cuando me enfrento a la lucha de la voluntad versus algún ideal.

Y la pasión que desborda cuando los compromisos se organizan, cuando todo gira en pro de cumplir y concretar aquel compromiso, esa sensación de plenitud, esa catarsis cuando logro lo planificado, y por detrás tanto esfuerzo, tanto amor por el quehacer, y tanta lucha, que no es más que la propia definición de nuestra existencia. Somos seres hechos para estar comprometidos.